Santa Águeda de Catania (1630-1633), Francisco de Zurbarán. Musée Fabre, Montpellier.
Este post está dedicado a @bordadosanjulian. Muchas gracias por recomendarme tratar de esta notable obra
Jacopo della Voragine (1228-1298) nos cuenta la historia de santa Águeda (235-261). Era una joven de Catania de ilustre familia conocida por ser “sumamente bella y atractiva” y por su elocuencia.
El cónsul romano Quintiliano seducido por su apariencia y por su riqueza quiso hacerla su esposa, para saciar su lujuria e impulsar su poder ya que era plebeyo y se convertiría de este modo en noble. Ante la negativa de Águeda y su reiterada intención de seguir siendo cristiana, el cónsul mandó martirizarla. Así “Quintiliano seguidamente mandó a sus esbirros que laceraran a la joven en uno de sus pechos, y que luego, para aumentar y prolongar su sufrimiento, se lo arrancaran lentamente”. Mientras Águeda sufría el tormento le gritó al cónsul “¿No te da vergüenza privar a una mujer de un órgano semejante al que tú, de niño, succionaste reclinado en el regazo de tu madre? ¡Arráncame, no uno, sino los dos, si así lo deseas; pero has de saber que, aunque me prives de éstos, no podrás arrancarme los que llevo en el alma consagrados a Dios desde mi infancia y con cuya sustancia alimento mis sentidos!”. La joven fue así torturada y conducida de nuevo a la cárcel con la orden expresa de no ser atendida por ningún médico.
De cómo termina la historia de esta joven siciliana trataremos en un próximo post y traeremos a colación otra pintura. En este caso Zurbarán muestra a la santa en un contraluz, como una doncella que porta una bandeja donde están sus senos limpiamente cortados. Se trata de una imagen simbólica tradicional que, en vez de mostrar la escena narrativa del tormento, presenta a la santa íntegra como un ejemplo de serenidad y piedad. El drama se concentra de este modo en su atributo simbólico: la bandeja con los pechos.
Esta obra se integra en el uso del catolicismo de las imágenes después del Concilio de Trento. A través de ellas buscó empoderar a los mártires y mostrar la asunción del dolor como un vehículo de redención.
Resulta interesante poner en relación el castigo impuesto a santa Águeda con la idea de que era conocida por su belleza y con cómo luego incide en que los senos son el origen del alimento primigenio. Es significativo que precisamente le priven de los senos por su negativa a casarse. De este modo con esta tortura se entiende que se priva a la joven de una de las sedes de la belleza femenina y de su principal fin como esposa, ser madre. Conceptos de belleza y maternidad se mantienen por tanto en este caso vinculados al pecho femenino. Sin embargo es particularmente interesante cómo alude a sus pechos no físicos, esos que no le pueden quitar, y los presenta como una metáfora de su misma alma.
Santa Águeda por esta condena es la patrona de las nodrizas, protectora de la lactancia.
El pecho femenino ha sido protagonista en múltiples obras a lo largo de la historia del arte. Poco a poco Laura María Palacios Méndez, nuestra colaboradora doctora en historia del arte, nos irá descubriendo sus muchos significados a lo largo de la historia.
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