El estudio de la prehistoria comienza a darse en el s. XIX. La disciplina, como casi todas, se cimienta en la interpretación del varón victoriano y moralista de esa época que trata con arrogante condescendencia cualquier estado del desarrollo de las sociedades anterior a la revolución industrial.
Todo lo que creemos saber sobre la prehistoria (palabra corta y concisa que abarca más de 100.000 años de la historia de la humanidad), en realidad no está sesgado por la falta de muestras arqueológicas, si no por las ideas preconcebidas con las que los prehistoriadores de hace dos siglos comenzaron a sentar las bases de esta disciplina. Ellos leyeron los vestigios arqueológicos y describieron la vida de nuestros ancestros reproduciendo todos los prejuicios culturales de su propia mente.
Fue a partir de los años 70 y 80 del pasado siglo, con el incremento de mujeres investigadoras que surgen los estudios que hoy llamamos de herstory. Esta mirada fresca, preparada y femenina hace que las investigaciones y revisiones de la vida prehistórica arrojasen luz sobre cuestiones importantísimas que sus colegas masculinos pasaron por alto. Era prácticamente imposible que una mente masculina del s. XIX leyese en las cientos de estatuillas de mujeres desnudas con atributos sexuales abultados, que nuestros antepasados primitivos - temerosos y asombrados ante el milagro del nacimiento de la vida a través de los cuerpos las mujeres - rendían culto a la divinidad femenina capaz de reproducir la vida dentro de ella misma.
Los primeros estudiosos de la prehistoria volcaron su concepción del mundo y la adaptaron a las sociedades líticas. Configuraron la imagen de un hombre prehistórico obsesionado con la caza y las armas punzantes y cortantes (y digo "hombre prehistórico" porque lo que hiciesen las mujeres les daba igual, como igual les daba lo que hacían sus almidonadas mujeres). Por eso interpretaron que todo el arte prehistórico estaba realizado por manos masculinas y que con él hablaban del poderío del hombre frente a la naturaleza.
Las pinturas rupestres se interpretaron como magia cavernícola para la caza. Bajo esta premisa todas las líneas rectas eran interpretadas como flechas, lanzas, púas o arpones. Los estudios posteriores que se quitan las gafas de la épica masculina, han demostrado que las supuestas armas rupestres son en su mayoría plantas, árboles, ramas y hojas. Los autores Peter Ucko y Andrée Rosenfeld en su obra Arte paleolítico (ediciones Guadarrama) muestran su extrañeza ante la falta de vegetación y la rara necesidad del hombre paleolítico de expresar escenas de caza fallidas - puesto que de considerarse flechas, lanzas y púas todas las líneas representadas en las escenas rupestres, la gran mayoría serían disparos errados -. En sus estudios sobre el arte paleolítico llegan a la conclusión a la que anteriormente habían llegado algunos otros estudiosos: no son escenas de mantanzas y de dominio. Son escenas de naturaleza. Las pinturas rupestres no celebran la muerte sino la vida.
Otro caso llamativo de interpretación "machierrónea" es el de las pinturas rupestres de manos en color ocre. Desde el principio se interpretó que estas manos eran las estampaciones de las manos de los hombres cazadores, que orgullosos después de cacerías heroicas dejaban su huella a la entrada de la cueva como si de un paseo de la fama cazadora se tratara. Estas estampaciones de manos hechas escupiendo pigmentos sobre la mano apoyada en la roca. Los estudios más recientes nos dicen que el 75% de estas manos estampadas en la roca, son manos femeninas.
Cueva de las manos sobre el Rio Pinturas en la Patagonia Argentina |
Toda representación de mujeres era ignorada o clasificada como objetos sexuales masculinos: obesas "venus" eróticas o "imágenes barbáricas de belleza". Para estos primeros estudiosos fue más fácil concebir - a modo de Gurruchagas estirados - que los hombres paleolíticos las preferían gordas. Inimaginable para ellos que esas imágenes barbáricas o "mostruosidades" (como llegó a denominarse algunas de las tallas de diosas hibridadas con animales) fueran representaciones de su imaginario de la divinidad.
La revisión feminista del arte paleolítico y neolítico ha generado una nueva cosmovisión de la prehistoria: el mito de la Diosa, que redimensiona las relaciones entre seres humanos y dibuja la utopía de volver a sentirnos en comunión con la naturaleza cíclica e inmanente de la que provenimos. Una de las cuentas pendientes que el ser humano tiene hoy en día - quizás la más importante si queremos mantener el equilibrio ecológico del planeta para no generar una extinción masiva -.
Debemos un nuevo comienzo de interpretación arqueológica, a los trabajos de la arqueóloga Marija Gimbutas, que tuvo que enfrentarse a toda la comunidad científica masculina para demostrar que el gran número de estatuillas que representan cuerpos femeninos encinta, con los atributos sexuales dilatados y en posturas de parto, representaban a la Gran Madre o Diosa Madre, deidad femenina compartida por todos los pueblos de la Vieja Europa (desde Pirineos, hasta Rusia) durante más de 30.000 años.
“el misterio del cuerpo femenino es el misterio del nacimiento, que es también el misterio de lo no manifiesto convirtiéndose en manifiesto en la totalidad de la naturaleza. Esto trasciende con creces el cuerpo femenino y la mujer como soporte de esta imagen, pues el cuerpo de la hembra de cualquier especie nos conduce, a través del misterio del nacimiento, al misterio de la vida misma”
Anne Baring y Jules Cashford. El mito de la diosa.
"Es bastante lógico que el dimorfismo visible, o diferencia de forma, entre ambas mitades de la humanidad ejerciera un efecto profundo en los sistemas de creencias del paleolítico. Y resulta igualmente lógico que, dado que tanto la vida humana como animal es generada por el cuerpo de la hembra y que, al igual que las estaciones y la luna, el cuerpo de la mujer también se rija por ciclos, haya llevado a nuestros ancestros a ver los poderes vivificantes y sustentadores del mundo bajo la forma de una hembra y no de un macho"
Riane Eisler. El cáliz y la espada.
Es difícil interpretar las bases de una cultura de la que no quedan testimonios escritos, pero esta reinterpretación y ensanchamiento de la concepción de la prehistoria a través de la mirada femenina demuestra que el mundo está cojo, si una mitad de la humanidad no escucha lo que la otra mitad tiene que decir. Esto se va al garete si no establecemos como prioridad calmarnos, confiar, bajar las exigencias y la violencia y caminar hacia las bases ecofeministas que se imponían en épocas prepatriarcales.
El patriarcado y el mercantilismo despiadado nos están llevando de cabeza al colapso mundial. La lectura femenina de nuestra prehistoria nos demuestra que las sociedades pacifistas, igualitarias y profundamente ecoespirituales no son una utopía, sino que existieron, que son la base no conocida de quienes somos como especie y que es necesario revitalizar los valores del femenino ancestral para poder hablar del futuro de este planeta y la vida como hoy la conocemos.
Como siempre, aquí dejamos uno de los paisajes sonoros de nuestro perfil de Spotify para acompañar esta lectura:
y os animamos a conocer o reconocer el trabajo que hacen nuestras compañeras de pastwomen.net Una web llena de recursos que colocan la historia material de las mujeres
Fuentes:
- El hombre prehistórico era también una mujer: una historia de la invisibilidad de las mujeres, de María Pons Irazazábal (2021)
- El cáliz y la espada: la alternativa femenina, de Riane Eisler (1996)
- Artículo ¿fueron mujeres las autoras de las pinturas rupestres?
Totalmente, la mirada del patriarcado ha interpretado la historia bajo sus creencias y su mirada.
ResponderEliminarLa interpretación y la negación de teorías como la de María Gimbutas sobre el sistema de sociedad matrilineal y la adoración a la gran madre.
Mujer valiente que se viò cuestionada y juzgada por sus teorías.
Por curiosidad busqué información y lo que dicen es que las manos pueden representar un acto mágico, una especie de firma colectiva.
ResponderEliminarNo dan enfoque si eran hombres o mujeres.
Se refieren al oficio ( cazadores o chamanes. Leo incluso que es rito de curanderas. Posiblemente parteras).
Para los pueblos antiguos las cuevas eran la representación terrenal del útero de la madre Tierra, por eso lo desconocido habitaba al otro lado de esa piedra. Algunos estudiosos defienden que se trataba de un acto de comunicación con los espíritus que creían que vivían al otro lado.
EliminarDejo este enlace a un artículo en el que hablamos de ello. https://www.escueladeateneas.com/2022/11/las-cuevas-territorio-sagrado-el-utero.html
Me encantó, me encanta Marija Gimbutas y fue una alegría leer si mención.
ResponderEliminarA veces cuesta que nos den nuestro lugar y más si somos mujeres librepensadores
Cierto. Nosotras también muy fans del trabajo de Marija Gimbutas. Si no has visto el documental que adjuntamos, te recomendamos verlo. Es una maravilla.
EliminarUn abrazo
Cierto, la visión exclusivamente masculina contamina la historia. Sin embargo, según Yuval Noah Harari, también un hombre, sostiene que en la población de cazadores recolectores, las mujeres tenía el mismo rol de cazadoras que los hombres.
ResponderEliminarPor otra parte, esto por si solo no explica el porque, en la Cueva de las manos, solo hay manos de mujer.
Carme
una de las teorías que a mi mas me fascinan es que para los pueblos antiguos las cuevas eran la representación terrenal del útero de la madre Tierra, para ell@s lo desconocido habitaba al otro lado de esa piedra. Algunos estudiosos defienden que se trataba de un acto de comunicación con los espíritus que creían que vivían al otro lado.
EliminarDejo este enlace a uno artículos de esta revista, en el que hablo de ello.
https://www.escueladeateneas.com/2022/11/las-cuevas-territorio-sagrado-el-utero.html
Mujeres y hombres en conjunto construyeron la civilización, cada uno con sus propias fortalezas y debilidades hicieron que sobreviviera la especie humana, en aquel epoca no había patriarcado ni matriarcado todos debían cooperar o el clan corría el riesgo de perecer, muy posiblemente cada imagen de manos podría deberse a ritos de iniciación ya sea a la entrada a la edad adulta o al primer embarazo, como una manera de pedir a la diosa madre la tierra que el parto sea exitoso, me parece ilógico tomar partido por situaciones y hechos de hace miles de años, si se ha descubierto algo realizado por mujeres no fue sólo para mujeres fue para toda la. Comunidad hombres, mujeres y niños, luchemos por una igualdad como la existente en esas épocas y no en la que se considere a uno u otro género como el causante de todos los males.
ResponderEliminarMiguel Lopez