Sandra es la trabajadora social del Departamento de Comunicación y Clima Laboral que da apoyo a Recursos Humanos. A pesar de ser una figura muy habitual en multinacionales o empresas europeas, es algo muy novedoso en España, además de ser de gran interés para las empresas con las que trabaja Cabezuelo Foods. La representación del trabajo social dentro del organigrama de las empresas es la parte humana, y además se encarga de realizar toda la normativa vigente actual como: Planes de Igualdad, Planes de Calidad y Seguridad Alimentaria, Protocolos de Prevención y Actuación frente al Acoso, etc.
El Departamento de Comunicación y Clima Laboral se centra en el apoyo y atención de problemas laborales o personales de las personas que trabajan en la empresa. Sandra se encarga de conocer, analizar y mediar en posibles problemas generados en la empresa (conflictos entre compañeros y compañeras, absentismo, estrés…) así como problemas que surgen dentro de sus vidas personales que puedan afectar al desarrollo de la persona dentro de la empresa. Este departamento es la puerta de entrada a la empresa de las personas que se incorporan nuevas a trabajar desde ahí se les explica lo básico para poder empezar. Ella es el nexo de comunicación entre la empresa y la plantilla y se encarga también de cualquier comunicación que tenga que hacer la empresa a las personas trabajadoras y viceversa. Entre sus funciones, están la de dar apoyo y seguimiento en la elaboración del Plan de Igualdad y del Plan de Cultura de Calidad y Seguridad Alimentaria, realizar el seguimiento de las bajas médicas de la plantilla, gestionar la vigilancia de la salud de los trabajadores y trabajadoras de la empresa, comprar y entregar los equipos de protección individual que se necesitan en los puestos de trabajo, etc.
Sandra nos cuenta que, en su empresa, el 2% del personal laboral tiene discapacidad. Justo en 2018, el año en que Sandra comenzó a trabajar en Cabezuelos Foods, la empresa participó en el Proyecto CREA, cofinanciado por el Fondo Social Europeo y el Gobierno de Castila-La Mancha, junto con Afymos (Asociación de familiares y amigos de personas con alguna discapacidad), y ese año se incorporó a la plantilla la primera persona con discapacidad intelectual.
Sandra nos cuenta cómo es el proceso de inserción laboral:
«Siempre que entra una persona a la empresa, ya sea con discapacidad o sin ella, tenemos una charla inicial sobre las normas de Calidad y Seguridad Alimentaria (por parte de nuestra responsable de Calidad). Yo soy la encargada de proporcionarles toda la información para comenzar a trabajar. Con respecto a las personas con discapacidad, yo soy la encargada de hacer un acompañamiento en su trayectoria en la empresa. Una parte muy importante en su inserción son sus compañeras y compañeros de trabajo, ya que ellos también les apoyan en el aprendizaje de las funciones que tiene que desempeñar en su puesto. Yo estoy en continuo contacto con su supervisora para ver cómo va evolucionando en la empresa y, si surge algún problema, poder atajarlo de la mejor manera posible. Además, hemos tenido el apoyo de la preparadora laboral de Afymos en el proceso de inserción siempre que lo hemos necesitado.
Nuestra labor es la de informar, orientar y realizar un trabajo de apoyo en el puesto de trabajo para que la persona con discapacidad aprenda las tareas que requiere el puesto y las adquiera para llevarlas a cabo. Tengo que recalcar que hasta ahora no hemos tenido ningún tipo de problema y la plantilla se ha implicado para conseguir la inserción profesional.
Respecto a las adaptaciones, nuestras instalaciones cumplen con la normativa de accesibilidad de personas con movilidad reducida. Hasta ahora no hemos tenido la necesidad de adaptar ningún puesto de trabajo, pero si llegase el momento de tener que hacer algún tipo de adaptación, no habría ningún problema».
Imagen recogida de aquí |
Sandra, desde su experiencia en otros ámbitos del trabajo social, nos habla de la situación de la mujer con discapacidad en el mundo laboral:
«Las mujeres en situación o riesgo de exclusión sufren mayor vulnerabilidad que los hombres en circunstancias similares por el hecho de ser mujeres. En esta exclusión se encuentran las mujeres con discapacidad. Aún hay un camino largo que recorrer en nuestra sociedad en cuanto al tema de la inserción laboral de las personas con discapacidad. Por eso es tan importante la labor que hacen asociaciones como Afymos, las subvenciones y ayudas por parte de la Administración, proyectos como el CREA o el Programa Emplea-T de Fundación Once, etc., que son la base para eliminar los prejuicios que aún siguen existiendo con este colectivo. Estos dan la oportunidad a las personas con discapacidad de trabajar y de que las empresas vean que la inserción laboral de estas es posible».
No olvidemos que Sandra, además de trabajar a jornada completa en una gran empresa, es madre, tiene dos hijas y un hijo. Nos cuenta que ella vive la maternidad con estrés y falta de tiempo; falta de tiempo para estar con sus hijos y falta de tiempo para ella. Ella considera tener suerte al tener el apoyo de las abuelas y amigos que le echan una mano a su pareja, Antonio, y a ella para conciliar. Cuenta que cuando tuvo a su primera hija, fue Antonio quien renunció a su trabajo para encargarse de la crianza, y este hecho fue mal visto por no haber sido ella la persona dedicada a la crianza: «hay una concepción generalizada sobre la pereza de un hombre que deja el trabajo para criar. Animo a cualquiera que piense así a dedicarle solo un mes a la crianza y al hogar».
Cuando tuvieron al tercer hijo, él volvió a trabajar, pero actualmente trabaja solo por las mañanas para poder conciliar. Comenta que tiene suerte, ya que Sandra en su trabajo, tiene facilidades para coordinar su vida familiar, pero pide más colaboración por parte del entorno que rodea a los menores. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha está el Plan Corresponsables, que permite que niñas y niños de 0 a 16 años estén atendidos mientras sus madres y padres trabajan. Este plan beneficia a Sandra y su familia, ya que les ayuda a continuar de manera normal con su vida laboral. Además, los hijos de Sandra participan en las aulas matinales, un recurso instaurado este curso en los colegios de Socuéllamos.
Sandra habla también del teletrabajo, un paso más para la conciliación, aunque ella desde su realidad laboral y escuchando a su personal, sabe que hay trabajos a turnos en los que no es posible teletrabajar.
Otro vértice muy importante para la conciliación son los colegios y las exigencias que estos piden por parte de las familias, una tarea difícil de realizar cuando ambos progenitores trabajan; le gustaría que hubiese más coordinación y flexibilidad por parte de los colegios.
En resumen, la conciliación es un tema pendiente y, aunque la Administración pone de su parte, solo las familias saben la realidad y siguen adelante pase lo que pase, haciéndolo lo mejor posible.
Imagen cedida por Sandra Cabezuelo |
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