Me pregunto, ¿Qué tiene la ciencia que decir al respecto de un racismo que nos hace acoger con orgullo y espíritu solidario a personas procedentes de Ucrania hace apenas seis meses mientras consideramos irrelevante que 30 personas sean asesinadas en la frontera porintentar cruzar la valla , miles mueran cada año en un Mar Mediterráneo que ya deberíamos rebautizar como Mar-Cementerio Mediterráneo y miles trabajen en los campos de cultivo nacionales sin papeles recogiendo la fruta que nos comemos? Desde luego que no critico lo primero, al contrario lo viví con ilusión por la humanidad que veía y con esperanza de cambio en la manera de vernos las personas de diferentes etnias y nacionalidades y pensé que podría suponer un giro hacia unos países más solidarios con las injusticias de otros estados… poco a poco me fui desencantando y pensando en por qué algunos estados tratan tan diferente a personas en situaciones tan similares.
Imagen de Angela Saini con sus novelas. |
Esos días me encontraba leyendo el libro Superior de la científica y periodista Angela Saini, el cual recomiendo. En él hace un recorrido sobre las investigaciones relacionadas con racismo y sobre todo sobre las investigaciones que en su día apoyaron ideas racistas y cómo hoy día ya no se sostienen. La autora introduce así su obra: “una red mundial de eugenistas fundó revistas y financió investigaciones, proporcionando el tipo de estudios de mala calidad que finalmente se citaron en el título de 1994 de Richard Hernstein y Charles Murray, The Bell Curve, que pretendía mostrar diferencias en inteligencia entre razas. Ya sea que piense en la ciencia racista como mala ciencia, ciencia malvada, ciencia alternativa o pseudociencia, ¿por qué un científico contemporáneo imaginaría que la gran desigualdad es un hecho de la naturaleza, en lugar de la historia política?”
A mí, al menos por ahora, no me atraviesa la etnia, el cuerpo, la capacidad… a mí me atraviesa el género. Aprender sobre ello me ha ayudado para poder acercarme a empatizar con otras realidades y establecer paralelismos con cómo debe ser estar en otros ejes de opresión, o incluso que te atraviesen varios de ellos. No puedo estar en sus pellejos, solo puedo comprender que si yo me siento interpelada y discriminada por algunas de las situaciones que he vivido, hay otras personas por otros motivos de opresión que a mí no me atraviesan viven situaciones igual o más injustas. Entender el concepto de interseccionalidad me ha ayudado a ello: “El término interseccionalidad fue introducido formalmente en las ciencias sociales por la jurista afrodescendiente Kimberlé Crenshaw en 1989 y permite ver la interacción e intersección de los distintos sistemas de opresión y sus consecuencias para los derechos humanos de las mujeres. La interseccionalidad es un enfoque que subraya que el sexo, el género, la etnia, la clase, la discapacidad, la orientación sexual, la religión, la casta, la edad, la nacionalidad y otros ejes de identidad interaccionan en múltiples y a menudo simultáneos niveles, etc. están interrelacionadas. La categoría interseccionalidad explica, por ejemplo, cómo el racismo y el sexismo interactúan creando múltiples niveles de injusticia social, es decir, una doble discriminación. […] La teoría propone que se debe pensar en cada elemento o rasgo de una persona como unido de manera inextricable con todos los demás elementos, para poder comprender de forma completa la propia identidad"
Imagen recogida de aquí
Trabajar en el extranjero sí me hizo tener más compañeros y compañeras extranjeros (no
españoles y tampoco locales en aquellos países). De hecho, cuando he vivido en el extranjero
me he juntado más con personas también extranjeras que con locales del país de acogida.
Yendo más allá, lo cierto es que apenas he tenido compañeros y compañeras racializadas a lo
largo de mi historia de estudiante y de trabajadora. ¿Cómo ha sido en tu caso?
No soy experta en racismo y ciencia así que no pretendo profundizar y dejo que os ilustren otras grandes mujeres que hacen investigaciones relacionadas con racismo como, entre otras, Esther Mayoko Ortega los estudios del Grupo de Estudios Africanos de la Universidad Autónoma de Madrid o tantos centros internacionales. También la propia Angela Saini y su libro Superior que mencionaba al inicio del artículo, que hace un trabajo impoluto. Al nivel del libro Inferior que mostraba análogamente el machismo en algunos estudios científicos hasta la fecha.
En este artículo me he querido centrar en el racismo, pero hay otros factores de discriminación en ciencia y en el entorno laboral. Así por ejemplo en cuando a ciencia con perspectiva LGTB en España está actualmente haciendo un gran trabajo el colectivo Prisma ciencia que también tienen un decálogo de medidas para un entorno inclusivo para personas LGTB, divididas en tres ejes: educación, protección y visibilidad.
Incluyen medidas como la importancia de generar “equipos de trabajo diversos que eviten sesgos machistas ycisheterocentristas.” Toma un plano secundario en esta temporada de IMPOSTORAS aunque quiero remarcar que no es un tema secundario para mí y los artículos anteriores han ido cogiendo el espacio y este, al que pensaba dedicarle al menos un artículo completo, no ha podido ser.
Si hoy en día sigue siendo difícil que una mujer llegue a puestos directivos con respecto a un hombre, podemos ir un poco más allá y ver que es más difícil que muchas personas lleguen y de poco sirve formar parte de la revolución de las mujeres para luego olvidarnos del resto de opresiones. Creemos desde las perspectivas de las mujeres - y también las de personas no binarias, las racializadas, las lgtb, las personas con diversidad funcional, con diversos recursos económicos o diversos cuerpos, etc… - un mundo en el que quepamos todas únicamente por lo hecho y nunca por lo que no elegimos. Entendamos que el mejor resultado sólo llegará cuando todas las personas tengamos las mismas opciones de formar parte de él. En mi caso: Que ser mujer deje de limitarme. Que ser guapa deje de favorecerme. Que ser conquense deje de limitarme. Que ser occidental deje de favorecerme…y así sucesivamente.
Sólo partiendo de los datos comprendemos que estamos alimentando situaciones que debemos y que podemos cambiar. Estos mismos datos nos hacen saber que estaremos mejor después del cambio. Re-conozcamos el conocimiento y alentemos a la chavalería a llegar al éxito desde múltiples perspectivas.
Viendo nuestros fallos y abrazándolos vamos a buscar soluciones y encontrar nuevas conductas. Solo falta un ingrediente: Ganas de cambiar, de explorar nuevas maneras, de afrontar la vergüenza de vernos patosas y patosos caminando en un nuevo terreno.
Me despido con mi frase favorita de Helen Gardener: “La ciencia necesita tanto a las mujeres como las mujeres a la ciencia”. Hoy parafraseo: “la tecnología y las empresas necesitan tanto a la diversidad como las personas diversas ser y sentirse incluidas en ellas”.
Artículo financiado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha 2022.
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