En 1999, la Asamblea Nacional de las Naciones Unidas estableció que el 25 de noviembre fuera Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, fruto de las reivindicaciones de grupos de mujeres que venían denunciando la violencia que se ejercía sobre nosotras, por el mero hecho de ser mujeres.
En estos 24
años transcurridos la mayoría de los países se ha sumado a la conmemoración de
este día y han tomado algunas medias para acabar con esta violencia, que como
vemos han sido bastante insuficientes.
La lacra de la violencia contra las mujeres sigue estando vigente en todo el mundo, y vemos como aumenta en periodos de guerra. No solo por la devastación del país, muertes y heridos, hambre y privaciones, sino también otras violencias más específicas, como violaciones, explotación y tráfico sexual de niñas y mujeres, como está ocurriendo cerca de nuestras fronteras con la guerra de Ucrania. Los ataques de Hamás sobre la población israelí y la venganza terrorífica que el gobierno de Israel está ejerciendo sobre la población palestina es otro flagrante ejemplo de lo que denunciamos. En Gaza, las mujeres están dando a luz entre los escombros, ven como mueren sus hijos prematuros porque no hay electricidad para las incubadoras, familias enteras caen bajo las bombas.
Sin embargo, a pesar de la discriminación, las
duras condiciones de opresión y la negación de derechos, las mujeres en el
mundo no han dejado de estrechar lazos de solidaridad y resistencia, aunque su
extenuante trabajo por la paz no sea reconocido ni apenas visible.
Entre los actos y manifestaciones que han tenido
lugar en esta fecha, están las del grupo Mujeres de negro contra la guerra, una
red que nació en Jesrusalem, en 1888, de mujeres israelíes y palestinas, para
decir no a la ocupación de los territorios palestinos por el gobierno de
Israel. Consideraban que, aunque sus gobiernos fueran enemigos, ellas no lo
eran. Solo querían vivir en paz y que no hubiera más muertes.
La Red Mujeres de Negro, Women In Black, se
extendió por el mundo hasta llegar a nuestros días. En España, hay grupos en
varias ciudades, por ejemplo, el de las mujeres de Toledo. que han salido a la
plaza de Zocodover, o las de Madrid, a la Plaza Mayor, con un comunicado
conjunto con otros grupos de la Red Internacional. El título dice: Queremos
vivir libres de la violencia y de la guerra, y continúa diciendo: “Mientras
la guerra encuentra en el mundo justificación plena, siembra sufrimiento,
devastación y muerte, aniquila el derecho internacional y la búsqueda de
soluciones no armadas a las disputas entre Estados, expresamos nuestra
solidaridad con todas las mujeres que viven en áreas de conflicto. La guerra,
dondequiera que se pelee, exacerba la subordinación de las mujeres, legitima la
dominación patriarcal sobre sus vidas y cuerpos, y restringe su libertad y su
autonomía en todos los espacios en los que se relacionan y se mueven”.
De manera destacada, en el comunicado hacen
mención de las mujeres de Gaza que dan a luz en la calle entre los escombros; a
las mujeres israelíes aniquiladas por la violencia de Hamás; a las mujeres que
en Israel y Palestina aún construyen relaciones de paz y convivencia; a las
mujeres ucranianas y rusas que se oponen al alistamiento forzoso y apoyan a
objetores de conciencia, evasores del servicio militar obligatorio y desertores;
a las mujeres afganas borradas de la vida social que resisten al régimen
talibán; a las mujeres iraníes que se levantan en las plazas gritando “Mujer
Vida Libertad”; a
las mujeres migrantes que desafían la lógica de las fronteras para hacer valer
el derecho a una existencia mejor y, por último, a las mujeres que persisten en
pedir justicia en países que han salido de guerras y genocidios, conscientes de
que “olvidar los crímenes es un crimen”.
No olvidan la violencia que se sigue ejerciendo sobre las mujeres en sociedades
no involucradas en conflictos armados. La violencia sistemática, inherente al
género, que se manifiesta en las relaciones afectivas, en la vida doméstica, en
las desigualdades salariales, en la explotación del trabajo de las mujeres,
etc. y que llega hasta el asesinato de las 53 mujeres en lo que va de año,
solamente en nuestro país.
Una violencia contra las mujeres, que algunos
todavía se atreven a negar, gobiernos municipales y representantes políticos
que no han querido participar en actos institucionales para denunciar esta
violencia machista. Este comunicado interpela a mujeres y hombres a romper el
silencio y asumir una responsabilidad política y cultural para cambiar las
mentalidades y evitar cualquier tipo de violencia contra las mujeres, porque
ejercerla es un atentado contra los derechos humanos.
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